09 Mar 2019 “Diría a otras mujeres que vengan a la Unidad de Convalecencia, donde podrán sanar.”
L. G. es un mujer de 45 años con esquizofrenia paranoide. Fue una de nuestras primeras pacientes. En sus recaídas, cree que alguien quiere cogerla y matarla, por lo que escapaba de su familia y vivía en las calles.
A pesar de que estaban infestadas de hormigas rojas, cuya picadura es muy dolorosa, L. G. solía dormir en las ramas de los árboles, para evitar que los hombres abusaran de ella y le lanzaran piedras. Recuerda cómo le llamaban “loca” y le gritaban para alejarla.
Tras su estancia en el Centro de Salud Mental Saint Benedict Menni, lleva 9 meses estable, y está agradecida por tener la vida que siempre ha deseado, sobre todo por poder cuidar de su hijo.
¿Cuánto tiempo estuviste en la Unidad de Convalecencia?
Tres meses. Llevo de alta 9 meses.
¿Cómo ha cambiado tu vida después de ser tratada aquí?
Solía escaparme de casa, e iba por ahí de un lugar a otro.
¿Qué es lo que más disfrutabas mientras estabas en el centro?
Las actividades, especialmente hacer ejercicio y hacer repostería. Me gustaría dar las gracias a las trabajadoras sociales, las enfermeras, la doctora y la cocinera.
¿Qué haces ahora?
Cuido de la casa, lavo, limpio… y cuido de mi hijo.
¿Qué te gustaría hacer en el futuro?
Me gustaría casarme y tener mi propia casa.
¿Que dirías a las mujeres de Liberia que sufren a causa de la enfermedad mental?
Que vengan a la Unidad de Convalecencia, donde podrán sanar. Que no hagan caso de la gente y sigan su camino.
¿Qué podemos hacer para mejorar?
Hablar más a la gente sobre la enfermedad mental.
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