01 Sep 2020 Conoce a Maca, psicóloga y voluntaria
Macarena Aspiunza es una psicóloga del Hospital Aita Menni que colabora con We Are Like You como voluntaria. Durante los últimos 4 años, ha viajado varias veces a Liberia para aportar sus conocimientos de psicología y psiquiatría, empujada por su deseo de mejorar la calidad de vida de las pacientes.
Háblanos un poco sobre ti.
Me llamo Macarena Aspiunza Álvarez y soy graduada en Psicología por la Universidad de Deusto (Bizkaia) en 2005, Máster en Psicología Clínica y de la Salud y Máster en Psicología Legal y Forense.
¿Desde cuándo trabajas para Hermanas Hospitalarias?
Mi primer contacto con la Institución fue en 2005, cuando hice las prácticas del Máster de Psicología Clínica en el Hospital Aita Menni de Arrasate-Mondragón. En octubre de 2017 comencé a trabajar allí, donde he trabajado como psicóloga en varias áreas: media y larga estancia psiquiátrica, psicogeriatría, discapacidad intelectual y autismo. He sido también responsable del servicio de rehabilitación del hospital durante los últimos 6 años.
“Es duro cuando ves que no aceptan la ayuda psicológica”
¿Cuál es tu trabajo?
Ahora mismo soy responsable del área de Discapacidad Intelectual y Autismo, en la que tenemos varias unidades dedicadas a la intervención en casos con graves alteraciones de la conducta, donde trabajamos en el desarrollo de conductas más adaptadas que permitan una reintegración en el entorno socio-comunitario de las y los pacientes. También soy la psicóloga de la UNidad de Psiquiatría Legal del Hospital, donde permanecen personas privadas de libertad por haber cometido delitos en el contexto de una descompensación de una enfermedad mental. También dirijo evaluaciones forenses en los ámbitos penal, civil y laboral.
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo y cuál es su parte más difícil?
En mi desempeño profesional, el aspecto más enriquecedor es el hecho de que puedo ayudar en las relaciones humanas. Sin embargo, es muy difícil a veces, ya que no todo el mundo acepta la ayuda psicológica, especialmente quienes no son conscientes de sus problemas o del sufrimiento asociado, no sólo para ellos, sino para sus familias y quienes les rodean. No recuerdo momentos especialmente difíciles, aunque destacaría la experiencia en Liberia como algo muy especial, algo que no había experimentado nunca.
¿Cuántas veces has estado en Liberia como voluntaria?
He viajado cuatro años consecutivos a Liberia, gracias a la oportunidad que me han dado Hermanas Hospitalarias y Mikel Telleche. Durante este tiempo, el equipo de voluntarios ha estado definiendo el plan de intervención más apropiado y ajustándolo a la realidad del país.
Desde el principio del proyecto We Are Like You, hemos enfocado la intervención desde las actividades rehabilitadoras, proporcionando no sólo asistencia psiquiátrica y psicológica, que por supuesto es necesaria, sino también una ocupación con un objetivo pre-laboral. Esto es algo cercano a su rutina diaria, e integrándola con sentido en sus vidas tratamos de proporcionarles una mejora en su calidad de vida, no sólo durante su estancia en la Unidad de Convalecencia sino también tras su alta, para evitar recaídas.
“La atención a los grupos más desfavorecidos es un reflejo directo de los valores de esta Institución.”
Eres la responsable del proyecto de horticultura terapéutica que se lleva a cabo como actividad en Monrovia. ¿Qué significa esta actividad para las pacientes?
Pensamos que la horticultura terapéutica sería una buena herramienta. A través del uso de las plantas las pacientes pueden desarrollar muchas actividades y obtener bienestar, además de que es una actividad ocupacional que favorece el desarrollo de actitudes que les ayudan en su integración con el entorno comunitario.
¿Qué beneficios proporciona?
Los beneficios de esta actividad están recogidos en numerosos estudios. Entre ellos, indican los siguientes:
A nivel cognitivo: mejora del vocabulario y las habilidades de comunicación; fomento de la curiosidad; aumento de la capacidad de observación; estimulación sensorial completa (vista, oído, tacto, gusto y olor).
A nivel social: mejora en la interacción con el grupo y con persons ajenas a él; mejora de la consideración de uno mismo y de los demás; integración en el entorno comunitario al incorporarlo al mundo pre-laboral y prepararle para él.
A nivel emocional; descenso del estrés y la ansiedad, y de los comportamientos conflictivos; desarrollo de la autoestima, incremento de la satisfacción y sentimiento de consecución de logros; mejora en la gestión de la frustración y el enfado, mejora en la intolerancia a la frustración; mejora en la capacidad de asumir responsabilidades e incremento de la sensación de bienestar.
A nivel físico: desarrollo y mejora de las habilidades motrices finas y gruesas y de la coordinación; mantenimiento de los objetivos de actividad física; adquisición de hábitos de alimentación saludables y reducción de la obesidad.
¿Crees que se están dando los pasos adecuados para cambiar la situación en la que vive mucha gente con problemas de salud mental?
No ha sido fácil, pero año tras año con el esfuerzo de las Hermanas, el equipo profesional de la Unidad María Josefa Recio y el personal voluntario, el proyecto se ha ido desarrollando, con la horticultura terapéutica como una de las últimas contribuciones.
La Unidad es una pequeña parte del cambio que debe ocurrir en la situación de muchas personas con enfermedad mental en el país. Hay todavía un montón de trabajo que hacer para mejorar la cultura sobre este área y para luchar contra el estigma.
¿Cómo valoras la experiencia, y en qué ha contribuido para ti personal y profesionalmente?
Creo que ser parte de este proyecto es una de las experiencias más enriquecedoras de mi vida, en lo profesional y especialmente en lo personal. Conocer una realidad tan diferente te proporciona un aprendizaje que impacta directamente en la manera en que veo la vida.
¿Cómo crees que contribuyes a la misión hospitalaria?
Nunca había viajado a África antes. Liberia fue mi primera experiencia. Parece increíble que ya hayan pasado más de cuatro años desde entonces, y cada vez que voy no puedo evitar emocionarme cuando veo cómo todo el esfuerzo que ponen las Hermanas, los colaboradores y los voluntarios continúa dando fruto. La atención y el cuidado a uno de los grupos más desfavorecidos del país es un reflejo directo de los valores de esta Institución y de la misión hospitalaria que llevamos adelante cada día.
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